J'attendrai dans le silence de la nuit que tu t'approches de mon côté et tu me chuchotes ton amour, parce que je t'aime.

Daniela



Primavera 2007
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Me cuesta tanto trabajo dejar de pensarte Daniela, sobre todo ahora que me siento más viva que nunca.
Hoy, caminando por la orilla del mar que tú y yo sabemos, se me ocurrió la idea más desquiciada de los últimos tiempos. Por mucho que me moleste, provocará en ti una alegría inmensa, simple y llanamente porque al fin te has salido con la tuya.
Esos juegos tuyos en los cuales siempre era la vencedora, recuérdalo bien Daniela, eran sólo eso, juegos. Los cuales me sabía de memoria y por supuesto a sabiendas que eras tú quien proponía mi victoria pero fingía no saberlo.
Jugabas a triunfar sobre mí otorgándome la victoria, mientras yo fingía que triunfaba sobre ti dejándome ganar.
Daniela, aunque parezca que me estoy traicionando he de reconocer que tu inteligencia siempre superó a la mía, no por ella en si, no, sino por la insipiente extensión de mi repertorio afectivo, precario en suma si lo comparamos con el tuyo.
Hoy recordándote quise observar nuestro mar como sólo tú habrías podido hacerlo. Recuerdas aquella ocasión en la que caminando, después de almorzar, te dije en secreto que lo peor que podría pasarnos era que aquella cómplice de andanzas se convirtiera en amante y se perdiera la espontaneidad a cambio de las formalidades de una pareja obligada...
Puedo decirlo, anoche soñé contigo y no sólo recordé tu figura.
Ayer Daniela soné con tu mar, ese espacio donde me vuelco cada vez que muero en el silencio de tus besos. Revolqué en la espuma de tu sexo y navegué la anchura de tus muslos. Me recosté en la suave arena de tu vientre.
Quizás no soñé porque al despertar estaba mojada con agua de sal y entre mis piernas una caracola despierta respirando por ti...
Me cuesta tanto olvidarte, en la oscuridad de mi silencio...