J'attendrai dans le silence de la nuit que tu t'approches de mon côté et tu me chuchotes ton amour, parce que je t'aime.

El Tren. Segunda estación.



2- Estación Nuñez. Las tres y seis.

Finjo aburrimiento al llegar a la siguiente estación, nadie se animó a provocarme a pesar de la insistencia de mi mano que dibujaba sugerente la silueta de mi ansiedad sobre el escote de mi blusa. Sube mucha gente, entre ellas una reluciente mujer con perfume a presidio, suprema en vicios. Su sola presencia dispara mi alocada imaginación que en breves espacios construye la pasión de su cuerpo metido en mis ganas, trato de imaginar su olor, el aroma de sus axilas y la humedad de su entrepierna, me veo lamiendo su piel de pies a cabeza y aún más, veo mi boca clavada en el sur de su ombligo, allí en su centro humeante, rozando sus vellos para absorber el delicioso sabor que se desprende y al fin preparar sus gustos con mis labios, metiendo su lengua en mi boca para purificarla y lamerla al máximo, ritual premonitorio de la estocada final. Absortos en su viaje, en el letargo de una tarde calurosa y con el hambre a cuestas, aquellos pasajeros no se percatan de mis ganas ni de las ganas de esa mujer, suprema en vicios.