J'attendrai dans le silence de la nuit que tu t'approches de mon côté et tu me chuchotes ton amour, parce que je t'aime.

Aire



Invierno 2008
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Desciendo por la espiral de tus ganas y aterrizo en tu ombligo para beber la dulce humedad de ese nido. Recorro tu piel sin tapujos, sin contratiempos, sin prisa... 
Me deslizo sobre el sudor de tu impaciente arrebato restregando mi piel con la tuya. 
Quiero aprenderlo todo de ti y nunca olvidar los olores de tu cuerpo. Sobre ti, contigo, en ti, alzo tus brazos para lamer despacio y sigilosamente la suave tierra de tus axilas para después soplar sobre ellas y regalarte el contraste del calor de mi boca y el frío aliento. Beso tus labios y en ellos muero para renacer con el aire fresco de tu respiración entrecortada. 
Te miro despacio y me clavo en tus ojos brindándote la mirada más tierna. 
Sonríes y desdibujo tu gesto con mis labios, las dos entendemos que es momento de morir amando, pero no en aquella muerte doliente que todo enluta, sino en aquella que otorga vida, si, porque nuestro abrazo será eterno por un instante y nuestros besos callan las palabras que nos fundan. 
Cada beso es la agonía de un adiós que no llega, que no quiere ser visto, que no se anhela. 
Y en ese fuerte abrazo sentimos la hinchazón de nuestras entrepiernas que no aguantan, que no respiran, que estallan y nos cobijan mientras clavamos las uñas en nuestras espaldas, para no rendirnos, para no irnos, para anquilosarnos a un deseo que no se olvida.
Y cuando los demás creen que todo termina, para nosotras es el comienzo de una nueva vida.